Patrimonio arqueológico de Guardamar

La Rábita Califal

El yacimiento de la Rábita Califal está situado en el parque Alfonso XIII, adyacente a la ciudad fenicia de La Fonteta, próxima a la desembocadura del río Segura.

Fue descubierta a finales del siglo XIX por el Ingeniero de Montes D. Francisco Mira y Botella, el director de los trabajos de repoblación forestal de las dunas de Guardamar. En las labores de reforestación descubrieron unas estructuras de piedra, que contenían una lápida con inscripciones escritas en árabe clásico. Pero no es hasta 1984 cuando se realizan las excavaciones del yacimiento que podemos contemplar en la actualidad. Está declarada Bien de Interés Cultural (BIC).

Es el único conjunto monacal islámico del período Omeya Andalusí (siglo X-XI) conservado casi en su totalidad. Está compuesta por 23 celdas oratorio, con su propio mihrab, organizadas en torno a dos calles principales. En este monasterio convivirían religiosos, fieles realizando el ribat y peregrinos, todos ellos atraídos por el retiro espiritual que exige el Islam a sus seguidores.

El hallazgo de esta rábita fue extraordinario, por su singularidad, ya que es el primer ejemplo de este tipo de construcciones religiosas en la Península Ibérica.

La lápida fundacional

El hallazgo de Francisco Mira consistió en una lápida de arenisca roja que conmemoraba la fundación de una mezquita en el año 944 d. C., bajo el mandato del califa Abderraman III. La lápida original se encuentra en la actualidad el Museo Arqueológico de Murcia; sin embargo, en el lugar donde estaba situada la original, hoy se encuentra una réplica.

Estructura

Está compuesta por 23 celdas oratorio adosadas unas a otras, dos habitaciones complementarias y una mezquita. Todas estas estancias se articulan en torno a dos calles y se agrupan en tres áreas diferentes: el área sacra, el área de acogida de peregrinos y el área del cenobio, donde vivían los monjes que componían la congregación estable de esta rábita.

Las celdas oratorio tienen una estructura rectangular de no más de 8 metros de longitud por 3 de ancho, con una puerta de acceso, muro de la quibla y mihrab.

La mezquita también tiene estructura rectangular, con quibla y mihrab, pero con unas dimensiones muy superiores. La componen dos naves perpendiculares a la quibla, una pequeña estancia anexa y 5 puertas de acceso. Todas las estancias tendrían pequeños ventanucos que iluminarían tenuemente el espacio.

Las celdas oratorio, aunque hoy tengan sus paredes de piedra vista, estaban enlucidas con barro y encaladas. Hay que exceptuar, no obstante, las de mayor importancia, que siguen estando enlucidas, pero con mortero de cal, mucho más resistente. Sobre el enlucido de cal se han conservado pequeños ejemplos de la decoración pintada que tendrían algunas celdas: bandas con motivos vegetales o geométricos. Una decoración muy sencilla, reforzando así la idea de religiosidad y misticismo.

Objetos encontrados

Las excavaciones descubrieron vajillas y utensilios cerámicos relacionados con las actividades cotidianas, dispersos por todo el yacimiento: candiles para la iluminación, marmitas para cocinar, jarras, orzas, arcaduces, anafres, ataifores, redomas, etc. Gran parte de estos objetos estaban completos y en un buen estado de conservación lo que significa que el lugar se abandonó precipitadamente, seguramente por la acción de un terremoto, a principios del siglo XI. Este súbito abandono permitió que se encontrasen muchos objetos enteros y algunos incluso ubicados en su situación de uso.

También aparecieron objetos de carácter religioso, como son los restos de rosarios compuestos por bolitas de arcilla o espinas de pescado.

Las inscripciones

La Rábita de Guardamar alberga en su interior multitud de ejemplos de caligrafía árabe antigua. La más importante es la que alberga la lápida fundacional, así como otra lápida más antigua y menos conocida.

Además, los piadosos musulmanes que residieron en esta Rábita, así como los peregrinos que la visitaron, dejaron el recuerdo de su estancia mediante sencillas inscripciones realizadas en la pared.

 

 

   

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